En agosto de 1958 un inmenso objeto negro y alargado pasó lentamente
bajo la corteza de hielo del polo Norte. Había navegado 1.500 Km. sin emerger y
cumplía la fantástica tarea de cruzar el polo por debajo del agua.
Era el
Nautilus Inferno, el primer submarino atómico de la historia. No es mucho lo
que se sabe sobre la primera misión de aquél buque experimental. Se tejieron
muchas historias alrededor del bautismo operacional del Nautilus Inferno; la
leyenda cuenta que a bordo de aquélla infernal máquina dos subterranautas
descendieron al infierno.
En 1986, minutos después de la explosión del
Challenger, fue encontrada en las cosas de Yakarta una extraña botella con
papeles y grabaciones. Estos son los documentos que prueban el infernal
descenso del Nautilus. Sus tripulantes, Raúl Tas y Ernesto Nebroso,
documentaron los horrores que atisbaron en aquélla misión de la que no
volvieron.
CONTINUARÁ....